viernes, 7 de mayo de 2010

La invitación...

Prosigo con la historia que venía contando, para dar lugar a algunos temas que tengo muchas ganas de venir a escupir por acá =)

Desde esa última plática lo he estado frecuentando, y nuestras pláticas han sido tan extensas y ricas como lo podeís imaginar, si escribiera todo lo que compartimos no habría espacio para más entradas, y claro, mis desorientados lectores merecen más variedad...

Pues resulta que en una de esas charlas me platicó sobre una expo-vocacional, [dícese de una exposición temporal en donde se presentan las diversas formas de vocacion religiosa], a la cuál me recomendó ir. Y yo fiel a mi instinto curioso asistí.

En esa exposición conocí a dos Frayles: Christian y Javier, quienes venían en representación de los Frayles menores Conventuales de México. Ahí tuve la oportunidad de conversar un rato con ellos, y algo que me asombró mucho es la confianza con la que dirigen sus palabras, pues pareciera que los conocía de hace años, en fin, me invitarón a comer con ellos al seminario el lunes siguiente.

¿Y qué creen?, también me escapé por allá.

Fuí solo unas horas, en la qué me mostraron su covento, me platicaron sobre sus actividades en un día normal, y compartimos los alimentos... ¡Oh! y como olvidarlo, una épica partida de damas chinas.

Y ahí, el Padre Óscar (su superior) me hizo la invitación de pasar la semana Santa con ellos.
Al principio dudé, pero después me convenció cuando me contó como era una semana mayor para un Franciscano. Yo jamás había ido de misión pastoral y no tenía ni idea de que se trataba, pero aún así me atreví a decirle que contaba conmigo...

Y desde ese día no volvimos a hablar hasta el Sábado de la Sema Santa. Claro con todas mis cosillas para sobrevivir una semana lejos de casa...

En una próxima entrada les relataré la maravillosa experiencia que pasé en Guanajuato.

Hasta pronto!