Un Carlos, un sacerdote, un Frayle, una misión que cumplir y ¡Tres Puentes!...

Con tanto quehacer, con tantas marañas que resolver y mujeres que soportar, me he olvidado de contar por acá la experiencia que hace dos semanas tuve (en Semana Santa): Ir de misión con Frayles Franciscanos.

Es seguro que no acabaré en una entrada, así que usaré ésta para platicarles como inició mi aventura =)

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...Y todo empezó cuando me entró la curiosidad por un personaje tan común y extraordinario a la vez: El sacerdote.

Empecé a buscar por distintos medios que había de él, de donde venían, que hacía, como se hacían ( ... ) y todas aquellas extravangancias que te puedes imaginar. Todo era muy interesante y cada cosa que leía de ellos se me hacía maravillosa.
Me divertía como cuando de niño buscas la información y la talla de calzoncillos que usaba Spider-man. Sin duda ocupé muchas horas reflexionando sobre ello. Pero poco y nada lograba saciar mi curiosidad.

Así que decidí ir a entrevistarme personalmente con uno.

Han de saber, entrañables lectores que profeso la religión Católica, así que como suponen, mi curiosidad se orientó a ellos. No sin antes decir que todos los Sacerdotes, de la religión que fuese, son hombres de verdad interesantisímos.

¿Pero como yo lograría mi cometido?. Es cierto que en mi comunidad hay una Iglesia muy cerca, tan cerca que puedo escuchar Santa Misa recostado en mi Sofá =P
Yo solo había platicado algo así como cinco minutos con un Padre, pero nunca de cosas como las que aquí cuento, sentía vergüenza y hasta temor. Pensaba que se podría incomodar e incluso ofendenderse con mis preguntas.

Pero aún así, me animé y un buen día entré a la Iglesia al caer la noche y lo encontré subiendo las escaleras que dan del Atrio del Templo hacia la habitación donde duerme...
Le llamé temerosamente y él con un tono bastante sereno, como si supiese que le iba a hablar me respondió:

-Buenos días flaco, ¿Qué se te ofrece?

*Qué tal Padre Manuel, es que quería platicar con usted, claro si dispone tiempo

-Si claro, ¿De qué quieres hablar?

*Nada importante Padre, es que tengo curiosidad sobre el Sacerdocio, y quisiera...

-¡Por supuesto que tengo tiempo!, nos vemos el Sábado a las siete de la noche, aquí mismo

*Será como ha dicho Padre, que descanse...

Esto último que dije, lo dije átonito pues respondió encantado y sonriendo me dió un abrazo y subió.

El resto de la semana que quedaba me la pasé pensando sobre ese efímero dialógo que sostuvimos, y dirán ustedes ¿pero qué?, pues en realidad fue el porque se emocionó al decirle que estaba curioso por el Sacerdocio, quizá pensó algo que yo no había contemplando nunca...

O quizá casi nunca...

Continuará xD